(Los sentimientos y la motivación)

Aquí también te ofrezco la versión de audio, por si eres como yo
(me encanta escuchar, además de leer).

 Algunas personas utilizan el termino descriptivo: “Sufre de mal de amores…” cuando se refieren a alguien que cae en depresión y hasta enfermedad física luego de una decepción amorosa.

 No hay duda de que esta es una de las causas más comunes de malestares físicos, puesto que realmente los sentimientos fuertes producen cambios químicos en el organismo y –como ya vimos en la semana pasada- el cuerpo sigue a la mente!

 Si deseamos adquirir libertad y felicidad auténticas, debemos aprender la forma sana de amar, manteniendo nuestro balance al tener las bases bien cimentadas.

Para esto debemos comprender también que existen varios tipos de amor, según lo definió la cultura griega:

  • Philia (Cariño amistoso y solidario que promueve el bien común)
  • Storgé (Amor fraternal hacia familia, amigos más cercanos y hasta a mascotas)
  • Éros (Amor romántico y carnal, el cual es fugaz y se da en las primeras etapas de una relación)
  • Ágape (Amor profundo e incondicional, asociado con la Divinidad)

Los cuatro tipos de amor deben estar presentes en una relación de pareja exitosa, y se puede lograr con naturalidad si tomamos en cuenta los siguientes factores:

Nuestra capacidad de dar

Somos seres extraordinariamente dotados de infinidad de cualidades y potencial creativo en todo sentido.

Si bien nuestra auténtica esencia es el Amor Incondicional, es difícil creer que tengamos tantas relaciones disfuncionales… verdad?

El problema radica en la forma en que hemos sido criados desde muchas generaciones atrás: se nos enseñó que si actuábamos en forma obediente a las reglas establecidas, entonces se nos premiaba de alguna forma. Por el contrario, si no actuábamos como lo esperaban nuestras figuras de autoridad, se nos castigaba dolorosamente… Entonces indirectamente esa “aceptación” la confundimos con “prueba de amor”, el cual estaba siendo otorgado o restringido dependiendo de si lo merecíamos a raíz de nuestras acciones y palabras.

(La corriente del Conductismo en la Psicología usa este principio de alguna forma)

Con ese patrón de control, se nos desvirtuó el concepto de amor incondicional con el que vinimos a la vida!

Ya es hora de que nos auto-sanemos,  comprendiendo  que somos seres únicos, auténticos, y que poseemos una Guía Interna que nos va conduciendo hacia las decisiones que están de acuerdo con esa naturaleza amorosa, sin esperar aprobación o reconocimiento externo.

Para abrazar esa originalidad, es necesario dedicar tiempo y enfoque para conocer bien esa esencia interna; apreciar nuestras cualidades tales y como son.  Aceptar todas nuestras características, comprendiendo que no debemos compararlas con las de nadie más, y sabiendo que lo que parecen “defectos”, son realmente virtudes que aún no han sido moldeadas debidamente.

Una vez que sepamos más quiénes y cómo somos, nos sentiremos naturalmente movidos a compartir nuestro ser con el mundo, simplemente por el placer de dar y contribuir con la humanidad de muchas formas.

Entre más damos, más nos damos cuenta de que esa capacidad aumenta aún más, como si nuestro potencial no tuviera fin (y es que no lo tiene!)

Nuestra capacidad de recibir

Igualmente al darnos cuenta de todo lo que podemos dar y cuánto placer sentimos al hacerlo, podremos comprender que para los otros es igualmente maravilloso el poder compartir con uno su potencial de amor infinito y sin condiciones.

Al quitar el elemento de “merecer dependiendo de nuestras acciones”, también quitamos los bloqueos creados por nosotros mismos para recibir con gratitud y sin límite.

No tiene que haber una “razón” para que el Universo nos dé, como tampoco tiene que haber una justificación para nosotros dar de corazón. La única razón que hay, es que estamos vivos y por lo tanto siempre hay algo que dar (nuestra atención, tiempo, sonrisa, apoyo, comprensión, etc.…)

Cualquiera que sea tu concepto de un Dios que creó el Universo, te darás cuenta de que en el fondo ese Ser es realmente energía pura en forma de Amor Incondicional! Se expresa a través de la vida misma, y TODO lo que existe (físico y no físico; tangible e invisible; concreto o abstracto), por lo tanto, está impregnado no sólo en los seres mismos, sino en sus pensamientos, palabras y obras…!

En resumidas cuentas, cuando yo amo a alguien, es Dios expresándose a la otra persona a través mío. De la misma forma cuando alguien me ama, es Dios expresándoseme a través de la otra persona. ¡El ciclo se cierra!

Nuestra capacidad para Sentir de forma vulnerable

Cuántas personas protegen sus emociones por temor a ser heridos de una u otra forma…! Se impiden abrir el corazón porque sienten que perderán el control de su vida emocional, y hasta material.

Las personas que actúan así, están limitando la experiencia de crecimiento y felicidad que podrían aprovechar si eliminan el temor de la ecuación.

En realidad, lo que nos conviene revisar es el tema de los “apegos a resultados”. En otras palabras, esto nos devuelve a la cuestión de creer que hay que merecer con condiciones: “Te amo si me amas!” “Te doy si me das!” O un concepto muy común de pensar que “tú me haces feliz y yo te hago feliz…!” cuando en realidad NADIE tiene la potestad de hacer feliz a nadie, puesto que la felicidad ya es parte de nuestra naturaleza, o sea que ya está ADENTRO de nosotros y sólo está en nuestra manos el evocarla o bloquearla (es decisión nuestra!).

Ese estado de felicidad es mucho más profundo que un sentimiento temporal de alegría causada por un evento. La felicidad es un gozo que se mantiene presente aún a pesar de la muerte de un ser querido, o la pérdida de algo importante para nosotros… Uno puede llevar un proceso de duelo, pero puede aún reconocer en el fondo ese gozo de estar pleno de gratitud por la vida y por apreciar lo que se es en todo sentido.

Cuando las parejas piensan que la felicidad es perpetuar la efervescencia del enamoramiento inicial (Éros), pues desean pensar que uno se convierte en el ser más importante en la vida del otro o en su “complemento”, se estánponiendo una trampa a sí mismos en una falsa realidad que rápidamente se desmoronará ante la primera diferencia de pensamientos o planes del otro.

Por esto no es nada conveniente tomar decisiones para un futuro juntos a largo plazo, durante estas primeras etapas de seducción.

El amor hay que cultivarlo pacientemente, comenzando por ese auto-conocimiento (esencia de amor incondicional), y que somos ya completos individualmente.

Luego hay que dejar que los cuatro tipos de amor puedan plasmarse en la relación, lo cual toma tiempo también, pueses un proceso de crecimiento por parte y parte.

Finalmente hay que aprender el último y más importante paso, el cual es el verdadero perdón…

Nuestra capacidad para perdonar

He aquí otro concepto que hemos tenido tergiversado… Perdonar no es “olvidar”. Tampoco es actuar como si no nos importara…

El perdón es posiblemente la característica más importante del Amor Incondicional: Es optar por no juzgar!

En otras palabras, cuando nos enojamos es porque condenamos el hecho de que la otra persona piensa o actúa diferente de como nosotros lo habríamos hecho… Estamos apegados a pensar que nosotros somos los que tenemos la razón. Nos ofendemos porque tomamos las acciones y palabras de los otros como un ataque o rechazo a nuestra persona… Sin embargo, no tomamos en cuenta las razones por las cuales el otro lo hace o lo dice. No pensamos que tal vez -dentro de su percepción de los hechos- hay justificación para lo que siente; por lo tanto también tiene razón desde esa perspectiva.

Si aprendemos a no reaccionar asumiendo las cosas, y en lugar de eso tratamos con sinceridad de entender a la otra persona empáticamente, no sólo podremos expandir nuestro propio horizonte, sino que lograremos aportar mayor claridad al malentendido sin darle lugar al resentimiento o confusión.

  • Preguntemos objetiva y amorosamente, en lugar de tomar las palabras como ofensas personales.
  • Escuchemos plenamente, sin anticipar respuestas o defensas mentales.
  • Practiquemos más frecuentemente frases como: “Te comprendo, tienes razón, lo siento”.
  • Y si al final vemos que definitivamente ambos puntos de vista son inconciliables, analicemos si realmente son determinantes en la convivencia, o si vale la pena soltarlos del todosin darle mayor importancia a la situación.

Lo más importante en la relación, es que cada uno pueda ser siempre fiel a sí mismo (honrar su propia esencia, visión y misión) sin tener que sacrificar su felicidad, ya que esta actitud –aparentemente loable y valiente- a la larga creará tantos resentimientos y frustraciones que menoscabarán la relación al punto del rompimiento o desahogos externos (adicciones, infidelidades, indiferencia, etc.).

Obviamente esto debe aplicarse de parte y parte.

¡Así es como un amor sano, sólido y empoderado deber ser!