Aquí también te ofrezco la versión de audio, por si eres como yo
(me encanta escuchar, además de leer).

Acaba de finalizar un año con celebraciones, fiestas, paseos, familia, amigos, y alegría en muchos casos!

Cualquier día podemos encontrar excusas para realizar una actividad especial donde podamos botar la tensión, reírnos un buen rato, deleitarnos con exquisitos banquetes, disfrutar del amor que nos une a nuestros seres queridos y para algunos es también la oportunidad para justificar unas cuantas copas de licor pues, según dicen, “hay que ahogar las penas…!”

Cada año representa un nuevo capítulo en nuestra vida. Para algunos es un nuevo libro completo! Siendo criaturas en constante cambio y evolución, es de esperarse que día tras día logremos ser un poquito mejores que el día anterior; entonces veremos que nuestra vida va expandiéndose constantemente y las oportunidades que se van presentando son maravillosas y nos pueden permitir volvernos más fuertes, con mayor bienestar, más felices y más sabios. Si desaprovecháramos estas oportunidades, tal vez en lugar de ese resultado, lo que conseguiríamos sería empeorar lo que no nos gusta de nuestro presente…

Cómo determinar hacia dónde estamos caminando?  Bueno, a algunas personas les gusta hacer recuento escrito de los eventos vividos durante el día, y al final de la semana, del mes o del año, pueden observar el progreso y los logros alcanzados. Es en este momento que pueden postular lo que desean obtener en el año siguiente.

Sin embargo la mayoría de las personas no sólo no hace ningún recuento de lo que vive, sino que ni piensa en lo que está experimentando en su presente; entonces viven el momento “en piloto automático”… es decir, actúan como robots por costumbre y tienden a caer en la idea de que hay que resignarse con lo que se nos viene… o, como decíamos hace pocos días, creen ser víctimas de las circunstancias!

En lugar de esto, yo te propongo que cada día observes lo que haces, lo que dices y lo que recibes. Te sugiero que te plantees metas a corto, mediano y más largo plazo dividiendo cada una de ellas en pasitos fáciles de realizar, de manera que puedas disfrutar de tu ascenso diario, de tus mejoras físicas, de tu creciente entusiasmo y de los numerosos beneficios que tanto tú como aquellos que te rodean comenzarán a vivir junto a ti.

No temas comentar con aquellos que te desean lo mejor, acerca de tus éxitos, por pequeños que sean. No es alarde, sino buenas noticias!

De esta manera, al final del año, tu celebración se convertirá en una inmensa  victoria, y no en una excusa para tratar de olvidar los dolores y la tensión que el año viejo te dejó…

GRACIAS, AÑO VIEJO! Y DOY LA BIENVENIDA A OTRO AÚN MUCHO MEJOR!

¡Que tengas una excelente primera semana del año!