Aquí también te ofrezco la versión de audio, por si eres como yo
(me encanta escuchar, además de leer).
Se acerca la Navidad…. Nuestros cerebros comienzan a computar cómo lograr estirar el aguinaldo…
¿Cuántos regalos son los que tengo que dar?
¿Qué les di el año pasado? Y…
¿Qué me dieron ellos a mí?…
Año tras año se repite el mismo predicamento! Las canciones que cantamos en esta época nos repiten que es un día de alegría, de amor y de paz…
Cuántas familias –en lugar de esto- lo que experimentan es frustración, estrés y hasta vergüenza…!
Sí: el comercio ha cargado con la mayor parte de la responsabilidad, al bombardearnos con opciones cada vez más caras y tentadoras; sin embargo, cada uno de nosotros ha jugado un papel de complicidad, al permitir que esto nos afecte al punto de determinar quiénes somos y qué tanto somos capaces de amar… dependiendo de lo que regalamos…
Independientemente de cuál sea nuestra formación religiosa, esta época siempre invita a la reflexión por lo bueno que hemos vivido en el año, las bondades que hemos recibido y cuánto hemos aprendido y crecido.
Conviene hacer un “borrón y cuenta nueva”, o sea, perdonar, olvidar dolores pasados, recibir un futuro prometedor con ilusión, y compartir nuestras bendiciones.
Los regalos pueden ser paseos, visitas, juegos, cualquier expresión que demuestre que nuestro amor es sólido e incondicional –en cualquier momento del año!-
Nunca es tarde para recapacitar y re-definir qué es lo que esta época realmente significa para cada uno, y cuáles son nuestras intenciones al respecto.
¡No temamos defender nuestro propio punto de vista, y con respeto y comprensión, aceptemos lo que los otros piensan con alegría, amor y paz!
¡Que disfrutes de un feliz resto de semana!